Es el equipo que más títulos de Liga puede presumir, el que más mexicanos egresados de sus fuerzas básicas tiene jugando en Europa, el que mayor número de seguidores posee, el único que cree en México y en su juventud y el que a sólo unos días de su inauguración disputará una Final continental en su nuevo y esplendoroso estadio.
El de las once estrellas en su escudo, el productor del “Chicharito”, Vela, Salcido y el “Maza”, el que según algunos estudios cuenta con más de 30 millones de aficionados, muy por encima de los 26 millones del América, el que juega con puros mexicanos y el que la noche del martes 3 de agosto de 2010 añadió otra magnífica historia a su interminable libro de éxitos.
El que clasificó a la Final de la Copa Santander Libertadores tras un recorrido complicadísimo, primero por las convocatorias a la Selección Nacional y luego por las bajas de los lesionados Arellano, Medina y Esparza.
El que desafió a un hirviente Estadio Nacional de Chile, con 45 mil calientes fanáticos, con un marcador adverso, para salir con los brazos en todo lo alto, luego de un partido emocionante, vibrante, alucinante y todos los calificativos de este tipo que se puedan agregar.
Sí, Chivas es el más grande y lo será por muchísimo tiempo más.
Porque mientras América pelea para que le reconozcan títulos de la época amateur y uno de sus símbolos, Guillermo Ochoa, se envalentona y asegura que todos les tendrán miedo, tan sólo porque le ganaron al discreto Jaguares de Chiapas, en el Azteca, con cinco extranjeros y un naturalizado y en Cruz Azul sus altos mandos se descuartizan por el poder, en tanto sus aficionados ruegan por un campeonato, Guadalajara trabaja por agigantarse más.
Sí, Chivas es el más grande. No hay duda.
Gracias Chivas por enseñarle al resto de los equipos cuál es el camino, por demostrar que el trabajo es la única fórmula para alcanzar el éxito, por confiar en los mexicanos, por no conformarte y querer más.
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